martes, 27 de septiembre de 2016

El día perfecto

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Recuerdo que, ayer, cuando estaba en el mejor momento del día ese en que estás en la cama y te vas quedando dormido y tu mente se vacía de pensamientos y surgen las verdades de “verdad”,  recuerdo pensar: “hoy he tenido el día perfecto”.
Tengo que reconocer que ese pensamiento me desveló un momento y me hizo pensar que no recordaba nada especial que me hubiera hecho pensar que ese día había sido especial.


Hoy nada más levantarme he pensado que iba a poner atención en todo momento a lo que me pasaba. He ido a trabajar y, reconozco, que me encanta conducir de noche cuando se empieza a entrever las primeras luces del alba. Me gusta como empiezo a moverme y a hilvanar el trabajo. Me he fijado en que, por las mañanas por Madrid, todo el mundo va por la calle como pollo sin cabeza, con los cascos puestos mirando al suelo y apenas mirando a los lados cuando tienen que cruzar una calle. Por supuesto que el trabajo ha tenido momentos más intensos y momentos más tranquilos, incluso ha tenido un plus de unos 200km porque alguien ha decidido que así evitaba algún problema, tengo que reconocer que hoy en el trabajo me he “ocupado” del trabajo y me enfrentado a los problemas uno por uno, buscándole su gracia e intentando encontrar sus soluciones.
He llegado a casa y me apetecía llegar y reencontrarme con los míos, he podido hablar con ellos y me he sorprendido prestándoles atención e intentando comprenderles. He dado un paseo con mi esposa y he sido plenamente consciente de que la llevaba a mi lado y de lo que yo siento por ella.
Ahora estoy frente al ordenador, escuchando melenudos dando voces, soy consciente del rasgueo de la guitarra, del machaqueo del tambor y del sonido del bajo todo ello debajo de la profunda  voz del cantante.
Soy consciente de que estoy haciendo algo de lo que más me gusta que es trasladar mis pensamientos a un papel.

Soy consciente de que hoy es, todavía, un día perfecto y hoy no me lo he perdido.

sábado, 24 de septiembre de 2016

Tormentas

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 Cuando hay tormentas, los cielos se ponen bonitos bonitos.
Por un lado se ponen muy oscuros y por otro parecen tener cierto brillo. 
Que importante saber mantener la calma en una tormenta y saber capear el temporal hasta que vengan momentos mejores


Si además llueve siempre se ve algún arco iris


Ya sabeis que las tormentas son necesarias en la naturaleza, limpian las plantas, limpian el ambiente, refrescan y se llevan todo lo malo.


En la vida también es así y, siempre, después de la tormenta llega la calma.


lunes, 19 de septiembre de 2016

Jornada ADEA

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Llevo unos días intentando escribir sobre algo que creo que no funciona bien en nuestra "sociedad", no hay nada mas que ver la televisión o escuchar noticias, para sentirte extremadamente mal, incluso hay anuncios que intentan, hacerte sentir culpable de cuestiones que, en principio, no te atañen de cerca y a las que poco puedes aportar para su solución. 
He decidido contar como vivo yo el desarrollo de unas jornadas de Adea,
Ya llevo unas cuantas jornadas de estas a la espalda y creía que no había escrito sobre ello, pero sí, ya escribí sobre ello aquí
Hay que levantarse temprano e ir a buscar a alguna compañera, una vulgar excusa para desayunar tranquilamente. Cuando llegamos el panorama suele ser, más o menos, este.


Cada uno va preparando sus cosas, aquí mi mesa para la lectura de registros akashicos..


 La cosa es, que poco a poco se va llenando de gente y empiezas a "trabajar", por llamarlo de alguna forma. Aquí te das cuenta de que hay un subidón de energía importante que casi todo el mundo siente, incluso los que entran a hacerse alguna terapia. Tengo que reconocer, que las lecturas de registros suelen ser muy particulares en estas jornadas y, además, suelen tener una especie de hilo conductor que, en este caso, suele tocar al que hace las lecturas, en este caso a mí. A modo de anécdota me tocó hacerle una lectura de registros a quien llevó las cosas para la jornada en el camión, me resulto curioso que, como le dije, "al tío del camión le haga una lectura el único de todos los allí reunidos que trabaja con un camión".


 Después de comer se va notando el cansancio y suele ser buen momento para tomar alguna terapia.
Y darle otro empujoncito,  hasta que a las 19 acabamos las jornadas, toca despedirse y un montón de abrazos. Aquí estoy yo con unos cuantos amigos, como ellos dicen: ni maestros ni leches.


El caso es que después de unas jornadas de estas, 
creo que hay un montón de buena gente en el mundo que intenta hacer su parte para que este sea un poquito mejor y, quiero creer, que algo llega.
Yo desde luego me quedo con esta gente
Como siempre, cuando llego a casa, creo que he recibido mucho mas de lo que he dado y me siento bendecido por ello.

lunes, 12 de septiembre de 2016

Colores

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Iba a escribir sobre políticos españoles pero he decidido que ellos no piensan en mi lo mas mínimo yo tampoco voy a perder el tiempo con ellos.
Hace mucho que no ponía colores... Naranja